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Gimnasia rítmica masculina: historia, evolución y desafíos

Gimnasia rítmica masculina: historia, evolución y desafíos
Explora la historia y evolución de la gimnasia rítmica masculina, su lucha por la igualdad,  y el camino hacia su reconocimiento internacional y olímpico.


Un origen remoto y artístico

La gimnasia rítmica tiene raíces muy antiguas que se remontan a la Grecia clásica, donde el término "gimnasia" abarcaba cualquier tipo de ejercicio físico. También existen evidencias de prácticas similares en la China de 2600 a.C. y en el antiguo Egipto, donde se realizaban movimientos suaves y rítmicos con fines ceremoniales o de bienestar físico. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII cuando empezó a concebirse como una práctica deportiva con fines educativos. A partir de aquí, la gimnasia rítmica fue tomando forma gracias a la influencia de disciplinas como el ballet clásico, el sistema alemán (centrado en el trabajo muscular con aparatos) y el método sueco, que promovía el movimiento libre para fomentar el ritmo y la expresión corporal.

Aunque hoy la gimnasia rítmica se asocia principalmente con mujeres, históricamente también hubo prácticas masculinas que compartían los mismos principios. Antes del siglo XX, en colegios y gimnasios europeos, los hombres realizaban ejercicios rítmicos y coordinativos, combinando movimientos corporales, saltos y lanzamientos con objetos, con el objetivo de mejorar la fuerza, la flexibilidad y la expresión corporal. En algunos países, estos ejercicios masculinos se usaban incluso como preparación física para otras disciplinas deportivas o militares.

A finales del siglo XIX y principios del XX, esta tradición se fue formalizando en competencias educativas y exhibiciones masculinas, especialmente en países como Japón, donde la gimnasia rítmica masculina evolucionó hasta convertirse en un deporte organizado. En Europa, estas prácticas fueron menos visibles, pero sirvieron como base para que, décadas más tarde, España se convirtiera en el primer país europeo en organizar campeonatos nacionales exclusivamente masculinos de gimnasia rítmica, sentando un precedente histórico que aún inspira a los gimnastas masculinos de hoy.

El nacimiento de la gimnasia rítmica masculina

Aunque la gimnasia rítmica ha sido considerada un deporte femenino, la práctica masculina también existe, especialmente en Japón, donde surgió oficialmente en 1949. Esta variante, conocida como Men’s Rhythmic Gymnastics (MRG), posee un estilo más marcial y dinámico, con un fuerte componente acrobático.

En 2003 se celebró el primer Campeonato Mundial de gimnasia rítmica masculina en Japón, con la participación de cinco países: Japón, Corea del Sur, Malasia, EE.UU. y Canadá.

Actualmente, la FIG sólo reconoce oficialmente la modalidad japonesa (MRG) para varones, y no regula la gimnasia rítmica masculina con aparatos tradicionales (cinta, aro, cuerda, mazas y pelota), tal como se practica en España u otros países.

Avances hacia la igualdad

En 2020, la Real Federación Española de Gimnasia (RFEG) creó la Primera Categoría Masculina, integrada por los seis mejores gimnastas del país. Ese mismo año, se permitió oficialmente la participación de conjuntos mixtos en campeonatos nacionales, incluyendo categorías experimentales en las que se pueden formar equipos de 1 a 4 personas entre chicos y chicas.

Además, eventos como el Euskalgym, en el País Vasco, han sido clave en visibilizar esta modalidad a nivel internacional, permitiendo la participación de conjuntos mixtos y dando espacio a gimnastas masculinos.

Inclusión y pioneros en España e internacional

El Primer Campeonato de España Individual Masculino de Gimnasia Rítmica se celebró en 2009 como la primera competición oficial separada para hombres, con Rubén Orihuela campeón senior e Ismael del Valle campeón infantil. Pese a la negativa inicial de la FIG a reconocer esta categoría, finalmente tras varias presiones se consiguió organizar el campeonato. Desde entonces, España ha normalizado la presencia masculina en competiciones nacionales y en eventos internacionales como Euskalgym, que desde 2014 da visibilidad a los gimnastas hombres.

A nivel internacional, Japón marcó la pauta con Hikaru Tanaka y Yusuke Tanaka, pioneros del Men’s Rhythmic Gymnastics, mientras que gimnastas como Samuel Paquin llevaron este estilo a Canadá. En España, figuras como Rubén Orihuela, Álvaro Pradas, Aitor González y David Martínez han sido fundamentales para consolidar la modalidad masculina y los conjuntos mixtos, impulsando la igualdad y la visibilidad dentro de un deporte históricamente femenino.

El reto de llegar a los Juegos Olímpicos

A pesar de su crecimiento, la gimnasia rítmica masculina aún no es una disciplina olímpica.  Para entrar al programa olímpico es necesario que esta modalidad sea oficial en un número suficiente de países, y cuente con una estructura organizativa establecida.

Actualmente, países como España, México, Argentina, Brasil, Italia, Grecia y Francia están promoviendo la práctica masculina. En Brasil, por ejemplo, se ha planteado oficializarla en el ámbito nacional, y en Francia ya se permite que la puntuación de los equipos incluya ejercicios de chicos y chicas. Pese a los avances significativos y esfuerzos por parte de muchos países aún no se ha alcanzado el umbral requerido para su reconocimiento olímpico

Todo indica que este logro está cada vez más cerca, siempre y cuando se sigan sumando países y esfuerzos coordinados por parte de federaciones y organismos internacionales.

¿Sabías que…?

  • El español Rubén Orihuela fue el primer gimnasta masculino en el mundo en tener una licencia federativa de gimnasia rítmica.
  • En Japón, la gimnasia rítmica masculina cuenta con aproximadamente 1.500 participantes, lo que demuestra su popularidad y aceptación en el país.
  • En el Campeonato de España Individual Masculino de 2024, participaron 81 gimnastas de 17 federaciones autonómicas, destacando la diversidad y el alcance nacional de la disciplina.

Conclusión

La gimnasia rítmica masculina ha recorrido un largo camino en muy poco tiempo. Aunque todavía enfrenta barreras institucionales, el impulso de grandes deportistas, nuevas promesas, la apertura de campeonatos nacionales y el trabajo de federaciones como la española son pasos firmes hacia la igualdad real.

Romper estereotipos de género y abrir este deporte a todos no solo enriquece su práctica, sino que también cumple con los valores olímpicos de inclusión, respeto y superación.

Quizá no falte tanto para ver a los gimnastas rítmicos masculinos brillar también en unos Juegos Olímpicos.

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